Incontinencia fecal: diagnóstico
La incontinencia fecal es un trastorno invalidante que puede asociarse a diversas causas. Existen diversos tipos de incontinencia fecal con características y síntomas específicos.
Por lo tanto, el tratamiento de la incontinencia fecal debe partir de un diagnóstico preciso. Durante la visita, el especialista podrá identificar las causas del problema según las características y la frecuencia de las pérdidas fecales, y el estado de salud general del paciente.
El médico también podrá detectar problemas en el funcionamiento de los músculos del esfínter y cualquier enfermedad concomitante mediante un examen llamado manometría anorrectal.
El especialista también podrá solicitar una ecografía transanal para evaluar mejor la anatomía y el funcionamiento del suelo pélvico. La ecografía transanal es útil especialmente en pacientes con antecedentes de partos vaginales o intervenciones quirúrgicas previas en la zona anorrectal.
Tras la visita y las pruebas de diagnóstico, el médico indicará la terapia más adecuada y cualquier cambio en la dieta o el estilo de vida. El tratamiento de la incontinencia fecal implica diversos aspectos que deben abordarse en sinergia y evaluarse caso por caso.
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Incontinencia fecal: tratamientos quirúrgicos
Si la enfermedad no responde a terapias conservadoras o si se repite, el médico puede recomendar la cirugía. El cirujano elegirá la intervención más adecuada según los síntomas y características de la enfermedad, y el estado general de salud del paciente.
Existen numerosas técnicas quirúrgicas para el tratamiento de la incontinencia fecal, con distintos niveles de eficacia e invasividad:
Esfinteroplastia
La esfinteroplastia se utiliza para reparar laceraciones de los músculos del esfínter. Este procedimiento es útil para el tratamiento de lesiones traumáticas delimitadas causadas por daños obstétricos o cirugías en la zona anorrectal.
Sin embargo, es una técnica compleja y muy invasiva, con alto riesgo de infección y frecuentes recurrencias. La eficacia también está condicionada por el número y la extensión de las laceraciones, y la edad de los pacientes.
Reparación post-anal
La reparación post-anal se usa para reparar problemas musculares del esfínter no causados por laceraciones, sino por debilidad del suelo pélvico y de los esfínteres anales.
El cirujano pliega los músculos del suelo pélvico para alargar el canal anal y hacer más agudo el ángulo anorrectal. El objetivo de la intervención es reducir la debilidad y la disminución de la musculatura del suelo pélvico y de los músculos del esfínter.
Esta intervención se utiliza cada vez menos debido a su limitada eficacia a largo plazo.
Graciloplastia dinámica o electroestimulada
La graciloplastia tradicional permite sustituir o soportar la musculatura del esfínter mediante la colocación de tejido muscular tomado de los músculos del muslo (músculo gracilis) alrededor del ano.
El cirujano podrá utilizar la graciloplastia tradicional, llamada dinámica, o la graciloplastia electroestimulada. En la graciloplastia electroestimulada, el trasplante del músculo gracilis alrededor del ano se asocia a la implantación de un neuroestimulador eléctrico. El neuroestimulador permite al paciente controlar el cierre del ano y el impulso de la defecación con una estimulación eléctrica constante.
Estas intervenciones permiten obtener una mejora significativa de los síntomas a corto y medio plazo, y son adecuadas para los casos más graves de incontinencia.
Sin embargo, la graciloplastia se asocia a un alto porcentaje de complicaciones y largos tiempos de recuperación. Al tratarse de una técnica invasiva y compleja, conlleva algunos riesgos que a veces pueden ser muy graves. Las complicaciones más comunes incluyen la aparición de infecciones y dolor en las zonas tratadas, defecación obstruida y empeoramiento de la continencia a largo plazo.
Esfínter anal artificial
El esfínter anal artificial permite sustituir o soportar los músculos del esfínter mediante el implante de una prótesis para controlar el cierre y la apertura del ano.
La prótesis implantada puede tener distintas características según el procedimiento adoptado. El procedimiento más usado consiste en implantar un globo de silicona y un manguito conectado a una válvula de control. La válvula permite al paciente contraer y relajar los esfínteres voluntariamente mediante presión manual. Una variante menos utilizada consiste en la colocación de un anillo magnético flexible alrededor de los esfínteres para restaurar su funcionalidad.
Este procedimiento da buenos resultados en el control de la incontinencia fecal y también es adecuado para las etapas más avanzadas de la enfermedad.
Sin embargo, es una técnica muy invasiva con numerosas complicaciones. Los efectos secundarios más frecuentes incluyen infecciones y mal funcionamiento de la válvula de control, necesidad de reintervención y retirada de la prótesis, erosión de los tejidos en la zona de implantación y dificultad de evacuación.
Radiofrecuencia transanal
La radiofrecuencia transanal implica el uso de energía electromagnética a temperatura controlada para restaurar la funcionalidad de los esfínteres anales. Las ondas electromagnéticas causan microlesiones en los tejidos que, al cicatrizarse, hacen que estos se contraigan y favorecen la continencia.
La radiofrecuencia transanal es un procedimiento quirúrgico poco invasivo, a menudo realizado con sedación o anestesia local, que permite volver rápidamente a las actividades normales. Este método ofrece resultados a corto plazo y una mejoría significativa en la continencia y la sensibilidad anorrectal.
Sin embargo, no hay pruebas de resultados a largo plazo. Además, las evidencias clínicas sobre la eficacia de este método aún son escasas. Las complicaciones más frecuentes son sangrado, dolor anal y úlceras.
Neuromodulación sacra (SNS)
La neuromodulación sacra es una opción quirúrgica utilizada originariamente para el tratamiento de la incontinencia urinaria. Esta técnica se extendió posteriormente a la incontinencia fecal.
La neuromodulación sacra se basa en la electroestimulación de los nervios sacros. Esta estimulación actúa sobre la sensibilidad rectal, mejorando la funcionalidad de los esfínteres anales.
La intervención se divide en dos fases:
- estimulación de prueba con implantación temporal del electrodo: de duración variable entre 2 y 6 semanas, permite evaluar la eficacia y tolerabilidad del tratamiento antes de la implantación definitiva;
- implantación definitiva del electrodo: consiste en la implantación definitiva y personalización del neuroestimulador, que se gestiona directamente por el paciente con un mando a distancia.
La neuromodulación sacra proporciona buenos resultados en la incontinencia por urgencia en la mayoría de los pacientes a corto y largo plazo, con una eficacia documentada por numerosas evidencias clínicas. Este procedimiento también es útil para el tratamiento del estreñimiento crónico y de problemas intestinales debidos a malformaciones anales congénitas.
Sin embargo, se describen complicaciones como infecciones, desplazamiento del electrodo, necesidad de reintervenciones frecuentes para revisión o reposicionamiento del electrodo, alergias y dolor local. Esta técnica quirúrgica también se asocia a la incomodidad de someterse a múltiples operaciones y de activar y desactivar el neuroestimulador manualmente.
Colostomía
La colostomía se utiliza en caso de fracaso o incapacidad para realizar otros procedimientos quirúrgicos. De hecho, se trata de una intervención destructiva muy invasiva e invalidante.
En la intervención de colostomía se extrae una parte del intestino grueso por la pared abdominal para permitir la evacuación de las heces. La abertura que conecta el intestino con la pared abdominal se denomina ostomía. Si la desviación de las heces se refiere a la parte final del intestino delgado (íleon), se habla de ileostomía.
El intestino se vaciará a través de la ostomía, en la que se coloca una bolsa especial para la recogida de heces. Obviamente, esta bolsa deberá vaciarse con regularidad. El paciente también deberá cuidar la higiene de la zona para prevenir infecciones e irritaciones por el paso de las heces.
La colostomía puede involucrar diferentes partes del colon. En función de la parte afectada se distingue entre:
- colostomía ascendente: involucra el colon ascendente y es poco común. En esta parte del colon las heces son líquidas o semilíquidas y, por lo tanto, muy irritantes para la piel circundante;
- colostomía transversa: involucra el colon transverso, que contiene heces líquidas o parcialmente formadas;
- colostomía descendente: involucra el colon descendente, que contiene heces semisólidas;
- colostomía sigmoidea: involucra la parte inferior del colon, que contiene heces ya formadas, ya que los líquidos se han absorbido en las otras partes del colon.
La colostomía intestinal también puede ser temporal. Esto ocurre cuando una parte del intestino no debe utilizarse durante algún tiempo, por ejemplo tras una intervención quirúrgica.
La colostomía permanente es un procedimiento muy invasivo que crea incomodidad y ansiedad en el paciente. Los que se someten a esta intervención suelen tener dificultades para adaptarse a la nueva condición. Tras la colostomía, el paciente tiene que someterse a una larga rehabilitación en instalaciones especializadas.
El procedimiento quirúrgico y el posoperatorio también se caracterizan por alta tasa de mortalidad y complicaciones incluso graves, como peritonitis, fístulas fecales y septicemia.
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